sábado, 16 de agosto de 2008


Soy la dentadura postiza de Roberto Galán querido, habito en el imaginario colectivo como construcción subjetiva del cronopio. Pobre pibe, tuvo toda su vida un problema grande con el peronismo hasta que se dio cuenta, como en el final de crónicas marcianas, que peronistas somos todos. Espacio este del peronismo que trasciende a un fenómeno político partidario, ojo querido no confundir pejotismo con peronismo diría el compañero Pino, sino que es la expresión por transmisión cultural familiar de una época y una clase –como define María Esperanza en nota de entrada anterior “La lucha por el peronismo” : ……. “el peronismo fue el hecho maldito del país burgués. En esa época, sus políticas populistas y distribucionistas y la entrega de derechos sociales y políticos a las clases trabajadoras (sobre todo el derecho a la actividad gremial, la madre pecadora de todo mal), sumados a un discurso anti-sistema, hicieron del peronismo la bestia hereje, el demonio que debía ser exorcizado a toda costa” .
El niño creció mamando de relatos de su abuelo Santos sobre el club 17 de octubre, del cual fue fundador con sus tíos Chiquito y Pepe. En el monte Bernasconi transitaron relatos de epopeyas gloriosas de esa muchachada. El abuelo, quién fuera expulsado de la policía de territorios nacionales en el 55 por bloquear la ruta en San Martín LP con su hermano Aniceto para frenar a Rojas y salieron cagando para el monte cuando llegaron los primeros aviones bombarderos de la libertadora, jamás entendió como el pibe pudo aparecer en el 83 con una boina blanca mientras estudiaba en Banfield, alegando que Herminio Iglesias era el retorno de la triple A y del pacto sindical militar.
Tampoco su padre que, como introducción para acercarnos a comprender esta telaraña, fuera candidato del partido socialista en el Bolsón en los años sesenta y siendo 12 integrantes en la lista tuvieron 8 votos, le gritaba vehementemente en aquél año 83 ¡Sacate esa boina blanca pelotudo y votalo a Zamora que esta en contra del pago de esta deuda externa ilégitima, etc, etc,…!, y otros improperios en términos irreconocibles para este pelotudo querido que como si fuera poco, en lugar de salir jugador de fútbol -como su padre el Cachito, el mejor 11 de la historia del Club Santa Rosa- salió jugador de rugby (y pilar encima), harto ya el pibe de “el gordito al arco” y del “te ponemos porque sos el dueño de la pelota boludo”!

continuará